V. a. Prensa y Liderazgo Político: del Palacio, Celia (2015) Ética, violencia y medios de comunicación en Veracruz.

Los códigos éticos de los medios de comunicación deben verse como guías, porque su cumplimiento es voluntario y no se castiga la falta de ética como se castiga la falta a las leyes por lo que los periodistas deben apelar a la responsabilidad social de los medios entendida como la respuesta a las consecuencias de los actos asumidos, partiendo del compromiso con el bien común, con la integridad profesional, con el respeto de los derechos ciudadanos y con las libertades públicas. Entonces, la autorregulación, a través de los códigos de ética, se vuelve un punto central en la relación de los medios con la sociedad y el Estado. Pero los códigos de ética de los medios mexicanos están, generalmente, incompletos y cuando están completos, rara vez se cumplen en su totalidad; esto es particularmente claro en el caso de la violencia, en donde los medios impresos no tienen códigos de protección para la cobertura de notas relacionas al crimen organizado. Por eso, respecto a las normas de conducta que realmente se toman en cuenta por parte de los periodistas, se señalan las siguientes: “Es importante ‘no tocar intereses’, checar bien, profesionalizar y responsabilizarse”.

(Fuente: Alfredo Garzón)


Los poderes políticos y los medios de comunicación se han relacionado de tal forma que en sus estrechas relaciones se ven prácticas de colusión y vicios que predominan en las cúpulas mediáticas y políticas: periódicos “sin lectores” cuya impresión se basa en la búsqueda de favores políticos al denostar o alabando a los políticos gobernantes. Estos periódicos conviven con otros pocos de presencia fuerte pero que no gozan de una independencia informativa real. Las relaciones de los medios, poderes políticos y delincuencia organizada se han traducido en censura a la información, intimidación y cohecho. Por lo anterior, el marco legal se ha transformado en una mera referencia teórica, porque hay “leyes” vigentes de facto y no de iure; a la responsabilidad social de los medios se impone la sobrevivencia y el beneficio personal, ya sea gracias al crimen organizado o al gobierno y, en general, existen incentivos para continuar con éstas prácticas corruptas, lo que victimiza a periodistas, que son violentados e incluso asesinados, y a los lectores que son desinformados, quienes a su vez buscan otras fuentes de información, como los blogs, en desmedro de las desacreditadas empresas mediáticas.

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